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Hola, Jacobo. Buenas noches.

No sé si este mensaje llegará a ti, pero siento la necesidad de escribirlo desde lo más profundo de mi corazón. Me he dado cuenta de que me bloqueaste en WhatsApp y, hasta el momento, no me has dado ninguna explicación. Yo sospecho que fue por una publicación que viste en una página, pero siento que tal vez no la interpretaste correctamente. Aquella publicación no tenía ninguna intención oculta. Solo hablaba de escribir canciones, reflexiones y obras, porque eso es lo que estoy haciendo ahora. No tenía nada de contenido inapropiado ni estaba buscando nada más que compartir lo que estoy creando. Pero tú asumiste algo distinto, me juzgaste sin permitirme explicarlo. Y eso me dolió profundamente. Quizá tú nunca te hayas equivocado, quizás eres una persona que no comete errores. Pero yo sí me equivoco, como cualquier ser humano. Y si cometí un error, merezco al menos la oportunidad de explicarte las razones. Me duele tu actitud, porque para mí tú no eras alguien más. Fuiste alguien especial, alguien importante. Una vez me dijiste que no ibas a ilusionarme para después hacerme a un lado. Sin embargo, eso es justamente lo que siento ahora. Me bloqueaste sin decir nada, me dejaste con preguntas y con el corazón partido. Si no te quisiera, no estaría escribiendo esto. Pero lo hago porque me importas, porque aún quiero hablar contigo como dos personas adultas. Mi número sigue siendo el mismo, por si lo olvidaste: 69845554. Solo te pido que me des la oportunidad de aclarar las cosas, de hablar, aunque sea una vez más. Si decides no escribirme, entenderé que todo lo que me dijiste antes no era sincero. Pero si alguna parte de ti aún se acuerda de lo que compartimos, entonces aquí estoy, esperando con el corazón en la mano. Tal vez me equivoqué al subir ese anuncio, pero jamás fue con una intención que te faltara el respeto. Si viste algo más, si alguien te mostró algo diferente o te confundiste, te pido que al menos me escuches. No sé ni cómo llamarte ya, pero me duele sentirme traicionada por alguien que decía quererme. Ayer incluso quise verte, pero no pude. Cuando regresé, ya te habías ido. Eso me partió aún más. Aquí estoy, si decides responder. Si no lo haces, solo te deseo paz, aunque yo me quede con la herida abierta.